Aquel 13 de agosto de 1999 los colombianos nos dimos cuenta que Jaime Garzón no sólo era capaz de hacernos reír a carcajadas, también podía hacernos llorar amargamente.
Los homenajes deben hacerse en vida, sin embargo la muerte celosa nos privó de Jaime antes de poder rendirle el homenaje que se merecía, esa fría mañana él pasó a ser uno más de la larga lista de víctimas de la violencia en el país.
Siendo honesto en la época en que Jaime hacia sus programas de "Quac" y las entrevistas bajo su personaje más famoso: "Heriberto de la Calle" yo era aún pequeño y no entendía del todo sus agudos comentarios, pero años después de su muerte cuando fui adquiriendo madurez, comprendí la importancia de su gestión y del por qué silenciaron su voz.
Y hoy 11 años después de su magnicidio estoy entre aquellos que lo extrañan y piden que su crimen no quede en la impunidad.
Como dice aquella canción de Milanés: "Un homenaje para tu ausencia, lo llenas todo con tu presencia" a pesar de que ya pasó una década sin que se haya avanzado de forma significativa en la investigación del asesinato, Jaime sigue más vivo que nunca; su voz se convirtió en profecía de cuyo cumplimiento ya somos testigos, un claro ejemplo es el de Uribe, cuya llegada al poder y programa de gobierno (bases militares estadounidenses y persecución a la oposición) había sido predicho por Garzón.
Gracias Jaime, es lo único que puedo decir, gracias porque como dijo "Heriberto de la Calle" por una causa hay que dar la vida, y tú la diste porque creías que este país podía ser mejor, gracias por hacernos soñar en una patria más incluyente y justa, tu recuerdo vive en nuestras mentes y permanecerá intacto porque te ganaste un lugar en el corazón de los colombianos, los que destruyen a los ídolos con la misma pasión con que los crearon.
Paz en tu tumba.
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